lunes, 12 de marzo de 2012

Thirteen. Carla

Cuando llegamos a la altura de los chicos, me hace reír que todos lleven unas gafas de sol. Harry, con sus rizos ondeando al aire, me mira, o eso creo yo, ya que no consigo distinguir sus ojos. Al cabo de unos segundos, gira la cabeza y se pone a hablar con Inés.
Niall me sonríe, y se saca las gafas para saludarme. Me sonrojo, pero no me da tiempo a decirle nada, porque unas chicas que pasean por la calle pegan un grito bastante alto.
Niall se vuelve a poner las gafas a toda prisa, pero ha sido una falsa alarma. No los han reconocido, aquella chica simplemente estaba un poco loca. Niall respira aliviado, no quiere tener que correr, aún es muy pronto.
Recuerdo el beso que me dio ayer en la mejilla, y me pongo más nerviosa. Veo que él entiende lo que pienso, veo la intención, pero no hacemos nada y saludo a los demás. Harry me responde educadamente, aunque reticente a mantener una conversación, y Louis me da un abrazo, cosa que me sorprende. Se lo da a todas, y algunas se ruborizan más que otras.
Como ya hemos hablado de todo lo que vamos a hacer, no hay nada que discutir y empezamos a hablar hacia las Ramblas.
- Tenéis que ver las estatuas vivientes- dice Cris, mirando a los chicos.
- ¿Qué son, exactamente?- le pregunta Liam. Cris emprende una explicación exhaustiva sobre la gente que se pone en la calle a hacer de estatua. Hay algunas realmente extrañas.
Caminamos unos minutos hacia las Ramblas, y allí los chicos empiezan a observar fijamente a un hombre disfrazado completamente de dragón. Está lleno de escamas doradas, y completamente quieto, como una verdadera estatua. Siempre me ha parecido fantástico el realismo que le ponen a sus personajes, y el talento que deben de tener para quedarse tan quietos. Es impresionante.
Niall, encantado, se saca algunas monedas del bolsillo, y se acerca al hombre-dragón con la intención de echárselas. En cuanto la moneda toca el fondo del bote metálico, el hombre- dragón se empieza a mover lentamente, dando las gracias sin palabras y abriendo los brazos, con lo que se despliegan las alas doradas. Ahora sí que es impresionante, con todos los reflejos de la luz del sol.
Seguimos caminando un buen rato, con calma, observando cada una de las figuras. Niall está encantado, y va echando monedas a todas las estatuas.
- Deja de echarles dinero- dice Louis, muerto de risa-. Son los únicos euros que tenemos.
Niall se encoge de hombros, diciendo que, si les da dinero a algunos, debe darles a todos. Pero Louis le coge el brazo y tira de él hacia delante, sin pararse en cada curiosidad que ve.
Zayn camina al final del grupo, silencioso como ayer. No entiendo nada, pero se ve que Sophie es lo suficientemente valiente como para acercarse a hablar con él, ante la atenta mirada de Cris. Yo creía que le gustaba Louis, pero ahora, ¿también Zayn? No entiendo nada.
Seguimos andando durante un buen rato, los chicos escondidos tras las gafas de sol. Niall se acerca a mí, sonriente.
- Hola, Carla- me dice, alegre.
- Hola. ¿Ya te has cansado de dar dinero, o es que Louis te lo impide?
Niall se ríe, y se encoge de hombros. Empezamos a hablar de lo que nos rodea, y de cómo es su vida ahora que tiene que llevar gafas de sol para ir por la calle.
- En casa no lo hago- me dice-. Todo el mundo nos conoce, y nos tratan bien.
- Hablamos mucho con las fans- dice una voz detrás de mí.
Me doy la vuelta, aunque sin dejar de caminar. Casi me caigo cuando veo a Harry. Me quedo mirándolo, y entonces sí me quedo quieta. Tardo en darme cuenta que Inés va a su lado, y que intentan juntarse a nuestra conversación. Louis, Liam, Cris, Liz y María se han alejado un poco, y están comprando algo para beber en un quiosco cercano.
- Habladnos de las fans- les pido a Niall y Harry-. Sois unos de los pocos... cantantes reconocidos que se relacionan tanto con sus seguidores.
- Sí, es genial- corrobora Inés
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