miércoles, 29 de febrero de 2012

Seven. Carla

Me acerco a Harry para coger mi móvil, y una serie de pensamientos atraviesan mi mente a toda velocidad. Es demasiado guapo en persona, demasiado perfecto. Sus ojos verdes reflejan la luz que entra por las ventanas de la sala, y me miran con atención. Todos están en silencio, mirándonos. SI él es así de perfecto, ¿cómo será mi Niall?
Cuando mis dedos tocan los suyos, algo pasa. De repente, un escalofrío me recorre la espalda de arriba a bajo, y olvido quién soy y a quién quiero en realidad. Lo olvido todo. Para mí solo existe la persona que me roza la mano, y todo lo que veo son sus ojos. Percibo que a él le pasa lo mismo. Nos miramos mucho rato, mientras la electricidad fluye entre nosotros, tan obviamente que espero que los demás vean los rayos. Una eternidad pasa, y entonces él rompe el contacto, dejándome el móvil en la mano.
He estado tan concentrada que me he olvidado de respirar, y ahora lo hago con fuerza, cansada como si hubiese corrido muchos kilómetros. ¿Qué ha pasado? No puede ser, eso nunca me ha pasado a mí. Harry es genial, y muy guapo, y está..., sin palabras, pero a mí siempre me ha gustado Niall. Él es mi chico, el pequeño irlandés. Él es la persona de la que estoy enamorada. Él. No Harry. Pero entonces, ¿qué nos ha pasado? Ahora miro hacia el suelo, temerosa de ver su expresión. ¿Qué pensará de mí?
- Una cosa más- me dice. Tiene una voz tan dulce, no como la de Louis, que es suave y aterciopelada, sino dulce-. Esta mañana, cuando he despertado, te ha llegado un mensaje. No quería mirarlo, pero...
- No se ha podido resistir- continúa Louis, sonriendo ampliamente. Veo cómo Liz y Cris se quedan embobadas. Sus ojos se iluminan cuando sonríe.
- Un chico decía que si habías escuchado la radio, que se te había declarado públicamente y quería saber tu respuesta- terminó Harry, rápidamente. Tenía una expresión interrogante y culpable en el rostro. Peculiar.
Miro la bandeja de entrada, y descubro el SMS. Él otra vez. Es realmente pesado, enviando bombones en San Valentín, siguiéndome a todas partes... Pero, como dice Liz, no deja de ser increíblemente mono y romántico. Pero bueno, está claro que a mí no me gusta, y estaría bien que dejara de acosarme. No me siento bien no correspondiéndole. Me hace sentir culpable.
Pero esto ahora no viene al caso, así que le digo a Harry que no importa que lo haya leído, que no es importante, ya que yo no siento absolutamente nada por él (lo dejo muy claro), y empezamos una conversación sobre Barcelona.
- Llegamos ayer por la mañana- cuenta Louis, sin saber que eso, como verdaderas directioners, ya lo sabemos-. No nos ha dado tiempo a visitar nada de la ciudad, a pesar de que sabemos lo bonita y especial que es. Tan solo estaremos aquí unos pocos días más, y tenemos que ver lo esencial.
- Necesitamos un guía- acaba Harry-. ¿Conocéis a alguien que hable inglés que nos pueda enseñar la ciudad?- no me mira al hablar, como si todavía no supiera qué pensar de lo ocurrido antes. Yo me siento así. Y no le conozco, aunque más que él a mí sí.
Nos miramos entre nosotras, y veo a Inés y María asentir.
- Nosotras os llevaremos- dice María, convencida. Más que Harry, que la mira un poco dudoso. Pero Louis se anima y, riendo como todo el rato, dice que sí. Hablamos un poco más, y de repente se oyen las tripas de alguien rugiendo de hambre. Louis se pone muy rojo, pero intenta que no se le note. Entonces Sophie, como buena anfitriona que es, los invita a comer.
Para mí sorpresa, aceptan enseguida. ¿No se dan cuenta de que somos unas fans desconocidas? No nos conocen de nada, pero se han animado muy rápido. Mientras Cris, Liz y Sophie van a la cocina a mirar qué hay para comer, Inés y María empiezan a cuchichear algo. Louis y Harry se ponen a hablar, pero tan rápido que casi no entiendo nada. Tengo que concentrarme mucho, y cuando ya creo que lo entiendo, Louis recibe una llamada y se levanta del sofá.
- Dime, Niall- empieza a decir antes de salir de la sala.
Niall. Mi Niall. Ojalá le vea pronto. Tengo muchísimas ganas de ver si es igual que creo, como he visto en conferencias, entrevistas, conciertos... En todas partes. Pero, como dice Liz, seguro que tengo una visión de él mejor que la real, porque solemos idealizar a la gente que admiramos. No sé, quizás es cierto, no estoy segura.
Harry me observa, y noto que el rubor me empieza a subir por las mejillas. No debería mirarme así, me siento incómoda, así que bajo la mirada para evitar el contacto visual. Oigo a María e Inés riendo en la esquina, así que no puedo hacer nada más que levantarme y simular que voy al baño. Necesito pensar.
Oigo a Louis por el pasillo, en el recibidor, y veo cómo se ríe por algo que oye por teléfono. ¿Será Niall? Él es tímido, pero seguramente con sus amigos es mucho más abierto. ¿Lo será conmigo si lo consigo conocer? Vaya tonterías digo. Lo de hoy ha sido genial, pero irreal. 
Cuando salgo del baño, después de mirarme al espejo un rato, veo a Liz salir de la cocina. Louis camina por el recibidor con la mirada baja, distraído en la conversación, y ninguno de los dos ve acercarse al otro. Veo lo que va a pasar. Y se chocan.

martes, 28 de febrero de 2012

Six. Liz

Me doy la vuelta y veo a Kate, la hermana mayor de Sophie. Va muy arreglada, como si fuera a salir, pero creo tener entendido que sus padres no las dejan, ¿verdad? Por si fuera poco, se mete en lo que estamos haciendo.
- Nada, nada- responde su hermana a toda prisa. Sé que se lo cuentan todo, pero no creo que Sophie vaya a explicar esto, le dará vergüenza.
Parece que Kate lo deja pasar, porque pone los ojos en blanco y dice que se marcha, que ha quedado. Nos hace prometer que no diremos nada a sus padres y que la llamaremos si hay alguna emergencia. Sí, pienso, ¡los de One Direction vienen! Pero eso ella no lo sabe, y no voy a ser yo la que lo diga. Es difícil ocultar nuestro entusiasmo, pero todas hacemos lo que podemos.
Kate se despide con la mano, no sin dejar de mirarnos de reojo, sospechando algo. Pero no cree que su hermana haga algo malo, así que estamos a salvo.
Cuando Kate desaparece por la puerta, a Sophie le entra un ataque por qué ropa ponerse. ¡Es cierto! No lo hemos pensado, pero Louis ha dicho que vendrán en una hora, y ya queda menos. Hay que arreglarse.
Subimos todas arriba, a la habitación de nuestra amiga. Allí nos pasa el tiempo volando probándonos ropa. Sophie es muy alta, por lo que su ropa no nos va a todas bien y es complicado vestirnos bien, aprovechando prendas que llevamos puestas sin parecer demasiado arregladas. No queremos que One Direction piensen que nos hemos pensado demasiado qué ponernos. Después pasamos al maquillaje, y nos pintamos unas a las otras. Inés se pinta todos los días, mientras que María y Cris casi nunca, por lo que algunas quieren mandar más que otras. Después de pasarnos un buen rato en el baño, acabamos, y, al mirar el reloj, me doy cuenta de que ya han pasado tres cuartos de hora desde que llamamos a Louis. ¡Están a punto de llegar, si son puntuales! Aunque seguramente se pierden, ya que no se conocen esto y no es muy fácil llegar, que digamos. Es casi la una y media cuando nos sentamos todas en el salón a esperar. Inés se muerde las uñas, nerviosa, y le recuerdo que no lo haga. Ya hace tiempo que superó ese vicio.
De repente suena el timbre, y todas pegamos un bote. ¡Son ellos! Carla empieza a balbucear algo sobre Niall, pero está tan nerviosa que apenas se la entiende. A Sophie le brillan los ojos de emoción, está a punto de conocer a su Harry. A Carla no parece importarle su móvil, eso a pasado a un segundo plano. Sophie y yo nos atrevemos a acercarnos a la puerta y abrir.
Dos chicos suben por el camino de la entrada. ¿Dos? ¿No son cinco? Incluso desde lejos puedo saber quienes son, me conozco sus figuras. Louis Tomlinson y Harry Styles están en medio del jardín de Sophie. Por su cara, ella aun no se lo cree.
Cuando llegan a nuestra altura, me doy cuenta de que las demás se asoman por detrás nuestro, observando a los chicos que vienen por el camino igual de emocionadas que yo. No me lo puedo creer.
- Hola- dice Louis, mientras Harry nos sonríe. Inés parece a punto de desmayarse.
Todas nos quedamos calladas al verlos tan de cerca, como anoche, pero, sin saber cómo, recuerdo como se hace para hablar.
- Hola, me llamo Liz- digo. Cuando Louis me mira y sonríe, cuando su sonrisa llega hasta sus ojos verdes, creo que voy a morir de la impresión. Me da la mano, y cuando se la estrecho, un escalofrío me recorre el cuerpo. Solo he sentido eso con una persona, y estaba muy enamorada de él.
- Yo soy María- dice ésta saliendo de detrás de mí. Las otras aun no reaccionan.
- Eres con la que hablé antes- responde Louis, y mi amiga asiente.
Harry nos mira atentamente, y pregunta quién es Carla. La aludida contesta, titubeante. Cuando se pone nerviosa olvida que tiene que hablar en inglés para que la entiendan. Es una forma genial para practicar, me digo.
Sophie recupera el habla, se presenta, diciendo que fue ella la que habló con Harry, y los invita a pasar. Antes de que llegaran hemos estado recogiendo un poco la planta baja, así que está todo perfecto. Los guiamos hasta el salón, y allí se sientan, ligeramente incómodos, aunque sonrientes. Cuando todas nos hemos presentado, Carla consigue formular la pregunta que todas pensamos:
- ¿Por qué no han venido los demás?
- No estaban de acuerdo en que quedáramos con unas fans en su casa-, responde Harry-, y tampoco en que os colarais en el camerino anoche. A Zayn, sobretodo, no le hizo mucha gracia.
- Niall al final no ha dicho nada- le corrige Louis-, pero se ha quedado para hacer cambiar de opinión a los demás.
Miro a Carla, y veo la mirada de decepción en su rostro. Tenía muchas ganas de conocerle, se notaba a kilómetros de distancia. La cogí de la mano, apretándosela para que viera lo que pensaba.
Todos permanecimos en silencio unos instantes, hasta que Harry se sacó el teléfono de Carla del bolsillo y se lo acerca para que lo coja.

lunes, 27 de febrero de 2012

Five. Inés

Miro a Carla, y veo la expresión de su rostro. Por una parte, está pensando en la bronca por parte de su madre, pero por otro, en su oportunidad para conocerlos bien. Ahora ya tenemos más de una excusa para quedar con ellos.
- Me ha llamado porque tú- me señala-. No contestabas.
Eso me hace abrir el bolso y mirar el teléfono. Es cierto, tengo una llamada perdida de un móvil desconocido. ¿Por qué no ha llamado desde el móvil de Carla? No sé, cuando lo vea se lo preguntaré. Pero ahora lo importante es que, sea cual sea la razón de que haya llamado con el suyo, es que ¡ahora tengo su número en mi agenda! Lo guardo y miro a Carla, que dice que vamos a tener que quedar con ellos pronto.
Cada una perdida en sus emocionantes pensamientos, nos despedimos, y quedamos en llamarnos mañana.
Me vuelvo a casa con mi madre que, por suerte, no sabe nada de lo que está pasando. A medio camino me dice que estoy demasiado callada, e intenta averiguar qué es lo que ha ocurrido. No quiero contarle todo, lo he prometido, pero le digo que la emoción me ha dejado sin palabras, y que además, estoy bastante afónica.
Muerta de sueño, caigo rendida en cuanto llego a mi habitación. Solo me da tiempo a dar las buenas noches a mi madre y cierro los ojos.

Me despierto al oír mi móvil. Tengo un mensaje nuevo de María, diciendo que nos vemos en media hora en casa de Sophie para llamar a los chicos de One Direction. No quiero que me esperen, así que me ducho rápidamente, intentando ocultarme a mí misma lo que he soñado esta noche. En mis sueños, Harry no me veía, yo era invisible, y me he dado cuenta de que es cierto. Perdí mi oportunidad anoche cuando no cogí la llamada y lo hizo Sophie. Ella siempre ha estado colada hasta los huesos de Harry, pero es tan buena persona que intenta que no se le note, y deja que nosotras hablemos de él sin decir nada. Carla y yo, por ejemplo, no lo haríamos nunca. Si a alguien le gustara el mismo chico que yo, incluso uno que nunca conseguiré, me enfadaría. Pero nunca con Sophie, ella es un ángel.
Sonrío para mí sola, aunque una parte de mí está muy celosa. Pero no ha pasado nada aun. Yo puedo hablar con Harry como una persona normal, en cuanto vea la oportunidad. Y esta vez la aprovecharé.
Me visto lo más deprisa que puedo, aunque me cuesta decidir la ropa, y consigo que mi madre me lleve a casa de Sophie, desayunando una barrita de cereales por el camino. Qué ponerme ha sido difícil, ya que si normalmente es una complicación, imagina hoy, que voy a conocer a One Direction. Estoy eufórica, y mi madre me mira atentamente. Pero se guarda los comentarios y no dice nada.
Llego a casa de Sophie, y llamo al timbre. Mi madre se espera a que entre, y allí me encuentro a Carla y Liz con la anfitriona. Aun faltan María y Cris. Bueno, no he sido la última. Sonrío y me acerco a Carla para hablar mientras Sophie y Liz van a la cocina.
- ¿Qué? ¿Emocionada?- le pregunto a mi amiga. Se le ve un poco de nerviosismo en los ojos, cosa rara.
Carla asiente, y se ve que va a decirme algo cuando llaman al timbre. Deben de ser las demás. Cris y María aparecen poco después, ya que Sophie les ha ido a abrir la puerta.
Una vez estamos todas sentadas en el salón y nos aseguramos de que la hermana mayor de Sophie está en su cuarto encerrada, empezamos a hablar de la situación. A Sophie y su hermana las dejan siempre solas, esta vez sin su hermano. A nosotras nos va genial.
Después de discutir un rato, cada una dando su opinión, decidimos echar a suertes quién tiene que llamar a Louis Tomlinson. Nos peleamos un rato. Todas queremos llamar, pero secretamente nadie quiere, ya que nos da mucha vergüenza. Así que al final le toca a Cris. Ella está encantada, porque tiene muchas ganas de hablar con su ídolo, pero entonces se pone muy nerviosa.
Mientras le da a llamar, sus dedos tiemblan, y todas sonreímos nerviosamente. ¿Qué pasará? ¿Querrá quedar con nosotras? La excusa principal es el móvil de Carla, pero Louis dijo a Liz que lo llamásemos, ¿no? No sé.
Obligamos a Cris a poner el altavoz, y nos arrodillamos todas alrededor del teléfono para oírlo mejor.
- ¿Sí?- contesta alguien en inglés al cabo de un rato. Suerte que nuestro nivel de inglés es muy alto, que en el cole aprendemos mucho, porque si no...
- Hola. ¿Louis?- dice Cris, tímidamente.
- Sí, hola. ¿Quién eres?- responde el chico, un poco impaciente.
Cris se está quedando en blanco, lo veo. Se le ha quedado la boca abierta al oír la voz de Louis, y ni siquiera el codazo que le pega Carla consigue que se centre. Así que María coge el aparato y habla con Louis. Nadie más se atreve a decir nada, nos quedamos todas mudas. Si es así por teléfono, ¿qué nos pasará si lo vemos? Nos quedaremos de piedra.
- Me llamo María. Soy una de las chicas del camerino de anoche, ¿recuerdas? Nos dijiste que te llamáramos- continúa. Qué valor que tiene-. Y Carla se olvidó el móvil.
- ¿Cómo sabes eso?- responde Louis. No habla mucho por teléfono, o quizás no sabe cómo reaccionar.
- Harry nos llamó.
Hablan muy poco, ambos bastante tímidos. ¡Y en la vida real no lo son! Louis le dice a María de quedar, y ella dice que tiene que consultar con nosotras el lugar y tapa el auricular.
Después de discutir un poco, Sophie accede a invitarlos a su casa y quedamos en una hora. Cuando Louis cuelga todas empezamos a saltar de emoción. Cris vuelve a la vida, emocionada. Con tanto ruido no oímos los pasos que bajan las escaleras, y nos asustamos al oír una voz detrás nuestro.
 - ¿Qué hacéis, exactamente?

miércoles, 22 de febrero de 2012

Four. Cristina

¡Hemos conseguido el número de teléfono de Louis Tomlinson! No puedo creerlo. Lo necesito, ya. Pero, puesto que no quiero ser una fan pesada, sino conocerlos a todos muy bien, he de controlarme. Miro a Liz, y, suplicante, le pido que me lo deje guardar en el teléfono. Accede y, después de que lo haga yo, todas lo hacen, para tenerlo siempre con nosotras. Liz se guarda el papel en el bolsillo del pantalón.
Carla deja su móvil sobre el tocador más cercano para alisarse el vestido, mientras Inés dice que deberíamos salir de allí. Estamos todas de acuerdo, así que, después de mirar que no haya nadie, salimos al pasillo corriendo.
Esta vez salimos a la calle, y volvemos a entrar al edificio por una puerta lateral, ya que María está muy preocupada por que los guardias de seguridad la encuentren, después de causar la conmoción... Aunque seguro que mañana alardeará de ello. Ella es así.
Volvemos a nuestros asientos, y seguimos observando a los chicos. Louis parece buscar a alguien con la mirada. ¿Será a nosotras? Sin querer, me emociono. ¡Qué tonta soy! Él no se fijará en nosotras, no puede hacerlo, ni ninguno de los chicos. Son demasiado... no se me ocurre ninguna palabra para describirlos.
Cantamos las canciones a pleno pulmón, y algunas de nosotras ya estamos afónicas. Mañana no podremos hablar, de ninguna manera. Hacía mucho que no lo pasaba tan bien en un concierto.
Miro de nuevo el teléfono para asegurarme de que no he perdido el número de Louis. Por si acaso, lo copio en las notas. Estoy emocionada, mañana lo llamaremos y, con mucha suerte, ¡puede que lleguemos a conocerles!
Carla e Inés se dan la mano. Ambas empiezan a bailar al son de la última canción, What makes you beautiful. Ésta es la que más gente se sabe, así que de vez en cuando los chicos acercan el micrófono al público para oírlo cantar. Esto provoca que gritemos aún más. Ya me duele la garganta, pero ha merecido la pena. Inés pone en marcha su última idea. Coge las dos iPads del bolso, la de su madre y la de su tía y, apretando en algunos sitios, consigue que aparezca en la pantalla, mitad en cada una, con letras muy grandes y violetas: “One Direction, we <3 you!!!!”
Es la guinda del pastel, ya que hemos conseguido que se vea desde muy lejos. Harry señala hacia aquí, y los demás nos miran. Entonces Inés ve nuestra oportunidad y grita lo que pone en la pantalla. Estamos demasiado lejos para verlo bien, pero juraría que Harry ha guiñado un ojo. No sé.
Inés parece que se va a desmayar de la emoción. Carla la coge del brazo, mientras María se parte de risa. Liz y Sophie también están un poco atónitas, no acaban de creerse todo lo que nos está pasando esta noche y están un poco nerviosas por tanta atención, ya que más de la mitad del público nos mira.
Oigo a una chica algo mayor que nosotras que comenta unos asientos a la derecha cómo hemos conseguido que nos presten atención. Tiene envidia en la voz, y seguro que María se está pensando algún comentario punzante que hacerle.
Cuando por fin el concierto se acaba, después de algunas canciones que han repetido para su querido público, los chicos vuelven al camerino, no sin antes saludar y decir algo en lo poco que saben de español. Niall sabe más, y es él el que nos dice lo mucho que le está gustando Barcelona. Sonrío. Qué mono.
Salimos del edificio saltando de alegría por cómo nos ha salido todo. Ha sido una noche perfecta.
Saludamos a una compañera de clase que nos encontramos en la salida, y nos pregunta si éramos nosotras las que habíamos hecho lo del mensaje. Inés asiente, orgullosa. También pregunta si sabemos quién ha sido la que se ha subido al escenario, pero esta vez no decimos nada. Hemos decidido guardárnoslo para nosotras. Nos despedimos con un abrazo y seguimos caminando por la acera.
Nos acercamos a la rotonda donde hemos quedado con nuestras madres. Ya son casi las doce, y empezamos a estar cansadas, aunque aún emocionadas con todo lo que ha pasado. Costará mucho olvidarlo. Las farolas iluminan tenuemente la calle, y nos sentamos en un banco a esperar, observando a toda la gente que se marcha del concierto. Hay gente peculiar, madres bastante mayores que no parecen haber venido con sus hijas. Eso hace que me ría. También hay chicos, aunque no tantos. Lo que más abunda son las chicas de nuestra edad, aproximadamente.
Todas permanecemos en silencio durante un rato, extenuadas. Por eso nos sorprendemos tanto cuando suena la bocina de un coche. Miramos hacia la derecha, y vemos a la madre de Sophie en su coche. Poco después, mientras me despido de Liz y Sophie, llega la madre de María, que me lleva a mi casa. Decidimos esperar a la madre de Inés, ya que es demasiado tarde para que dos chicas de nuestra edad se esperen solas en medio de Barcelona.
No tarda casi nada, y, cuando nos despedimos, suena un teléfono. El de Sophie. Ésta lo coge, ante la mirada atenta de su madre cuando ve que es un número oculto. Se da la vuelta para hablar, pero casi nunca hace eso. Se dirige hacia un árbol cercano, pero no tarda casi nada en hablar y vuelve enseguida. Ninguna de nosotras ha entendido bien lo que decía. Así que la miro con expresión interrogante. Sophie hace un gesto para alejarnos de las madres, que han empezado a hablar, y entonces desembucha.
- Era Harry Styles- dice. Todas nos quedamos boquiabiertas-. Carla se ha dejado el móvil en el camerino.

martes, 21 de febrero de 2012

Three. María

Se sorprenden muchísimo cuando me ven entrar. Seguro que han pensado que eran los chicos.
Me ha costado colarme, ya que mi misión era entretener a los guardias de seguridad para que mis amigas pudieran pasar. Me había subido al escenario por el lateral, y luego había conseguido escapar, aunque antes he provocado una conmoción entre el público. Los chicos me han visto, y Harry ha fallado una pequeña nota. Me he disculpado y he salido corriendo, mientras ellos me miraban confusos y los de seguridad me seguían. Con suerte les habré despistado.
Después me he colado por el pasillo de detrás, escondida tras las cortinas negras. Al final, después de dar muchas vueltas, he conseguido encontrar el camino hasta los camerinos, justo a tiempo de ver cómo acababan de tocar. La parada del intermedio, con suerte, nos daría tiempo para verlos y marcharnos corriendo.
Así que ahora estoy aquí, aun temerosa de que me encuentren y me echen de aquí. Siempre he querido subirme a un escenario, pero ahora no me siento del todo bien.
Liz, como llamamos a la otra María, Carla y Cristina me miran con curiosidad. Ya se les ha pasado el susto, y quieren saber como lo he conseguido. Cuando voy a contestarles la puerta se abre de nuevo, y ésta vez sí son los chicos del grupo.
Todas nos quedamos de piedra, aunque creo que ellos se sorprenden más de encontrarnos en su camerino. Ahora no me gusta el plan, nos hace quedar como unas fans locas, aunque inteligentes, pues hemos conseguido llegar hasta ahí sin estar detenidas. Aún.
One Direction nos miran boquiabiertos. Nunca se les ha colado nadie en los camerinos. Zayn mueve su mano hacia el bolsillo, en busca del teléfono para llamar a seguridad, pero Louis lo detiene. Nos mira atentamente y sonríe.
- Hola- dice, como si nada. Me resulta muy simpático. No nos va a denunciar, espero. Veo que Liz y Sophie empiezan a ponerse rojas, y entiendo por qué al principio estaban reticentes a cumplir el plan. ¡Qué vergüenza deben estar pasando! Yo no acostumbro a tener, así que estoy tranquila, aunque un poco intimidada por la mirada dura de Liam y Zayn. No les ha hecho mucha gracia.
Que Liam nos mire así me sienta un poco mal, ya que él me gusta, aparte de por su físico (eso suena muy superficial), por su carácter dulce y tranquilo. No le pega enfadarse.
Niall parece sonreír, y Harry ya lo hace, dando una palmada a Louis en el hombro. Y, sin decir nada más, entran al camerino y cierran la puerta, como si no pasara nada.
- ¿Cómo habéis logrado colaros?- pregunta Niall-. Yo lo intenté una vez de pequeño y me pillaron.
Me encojo de hombros, siendo todo menos modesta. Pero es que soy así.
Carla da algunas explicaciones balbuceando. Cuando su sueño por fin se cumple, se pone nerviosa. ¿Dónde están todas esas frases que quería decirles? Se ha quedado en blanco. Trato de ayudarla, e Inés hace lo mismo. Entre todas conseguimos dar una explicación, aunque entonces Harry nos hace la pregunta más difícil de contestar, la que da más vergüenza.
- ¿Por qué os habéis colado?
Tiene los ojos muy bonitos, Inés tiene razón. Entiendo por qué le gusta tanto.
Carla se ruboriza de tal manera que parece que va a estallar, ya que la idea ha sido suya.
- Teníamos muchísimas ganas de conoceros en persona- dijo, tímidamente. ¡Ella, que nunca era tímida!
Louis, Harry y Niall sonríen al oír la respuesta, y Liam le susurra algo al oído a Zayn. Al final, aligeran su expresión y parecen más agradables.
Se hace un silencio en la estancia, que alguien del exterior rompe dando golpes en la puerta e indicando que queda un minuto para salir a escena de nuevo. Louis les mete prisa a los chicos, para que se arreglen un poco y se cambien de ropa. Por desgracia para nosotras, lo hacen en el baño, pero, por suerte, no nos envían fuera. Qué extraños que son estos chicos, no parece importarles lo que hemos hecho, pero si nuestras madres se enteran nos matan. Literalmente. Algunas más que otras.
Cuando terminan, y mientras los otros se miran al espejo, Louis se acerca a nosotras y dice:
- Me ha parecido muy atrevido lo que habéis hecho, aunque, si os he de ser sincero, parecéis un poco fans locas- me siento rara cuando dice eso, no sé qué pensar exactamente-. Pero, puesto que nosotros hemos conseguido cumplir nuestro sueño, vosotras también tendréis una oportunidad de cumplir el vuestro. Conocernos- suena un poco presuntuoso, pero en él no importa-. Toma mi número de teléfono- le dice a Liz-. Llamadme.
Así se van por la puerta, igual de rápido que han llegado. Miro a Liz. Aun tiene la vista fija en el punto donde ha estado Louis, y su mano agarra con fuerza el papel que tiene su número de teléfono. ¿Se recuperará? Veo cómo Cris le mira la mano, deseando haber conseguido ella el número de su ídolo

domingo, 19 de febrero de 2012

Two. Sophie

Carla me aprieta la mano, lo que quiere decir que está muy emocionada. Lleva meses hablando del concierto, y ahora por fin está aquí. Gracias a ella, todas hemos conocido a los miembros del grupo, y ella es la culpable de nuestra obsesión. 
Ya llevamos la mitad del concierto, y siento que mi garganta empieza a estar afónica. Mañana no podré hablar, y tengo que practicar la exposición oral del lunes. Si sigo afónica para entonces... Espero que no, porque no creo que me dejen aplazarlo.
Cuando acabe esta canción el plan A se pondrá en marcha. Todas somos conscientes de ello, por lo que intercambiamos miradas inquietas. Carla no parece nerviosa, solo emocionada, al igual que Inés. Liz sí que titubea, no ha estado nunca muy a favor del plan. Cristina muestra una expresión indescifrable. María, al contrario, va cambiando de expresión todo el rato, por lo que también es difícil ver lo que piensa. Así que, después de todo, yo voy a ser la única nerviosa.
Nos movemos entre la gente, intentando no molestar, hasta llegar al lateral de la pista. Por ahí seguimos hasta la puerta que todas tenemos en mente: la entrada a los camerinos. No sé muy bien cómo, pero Inés consiguió un mapa de todo el edificio, y es gracias a eso que ahora sabemos a dónde ir. Ahora viene la parte difícil. Colarse.
María, la que parece más loca, empieza a subirse al escenario por un lado. Los guardias de seguridad la ven rápidamente, pero ella consigue su propósito: distraerlos y que pasen de nosotras. Carla me tira de la mano, y, seguidas por las demás, entramos a la zona prohibida. María ha hecho un sacrificio, dejando que la pillen para que nosotras podamos entrar. Pero ella tiene sus propias ideas de cómo reunirse con nosotras dentro.

Ha resultado demasiado fácil.
Caminamos por un pasillo largo y estrecho. Está bastante oscuro, sólo se ve luz en las rendijas bajo las puertas, pero es suficiente. Llegamos al final, y miramos la puerta que hay a nuestra derecha. Aquí estamos.
Inés se atreve a tocar el pomo, pero le tiemblan los dedos, y eso que sabemos perfectamente que ellos están en el escenario, los escuchamos. Carla la insta a que abra la puerta de una vez, y lo hace. No es nada del otro mundo, simplemente cinco espejos con cinco tocadores y cinco sillas, lo que esperábamos. Quizás un poco menos. Los camerinos en las películas están llenos de estrellas y fotos de los artistas, pero éste es bastante simple. Hay maquillaje encima de cada tocador, y ropa colgada en un armario a la izquierda de la estancia, no muy grande.
Entonces, sin saber qué hacer hasta que acabara la canción, nos ponemos a intentar adivinar de quién es cada rincón. El de Harry es fácil. Hay espuma para el pelo, para que se aguanten sus rizos aunque sude.
En el de Niall hay cabellos rubios en el cepillo. Louis tiene una foto de los cinco colgada, en la que sale la paloma Kevin. Sonreí al verlo, no hace tanto que he visto el video.
Empezamos a hablar de qué haremos si ellos entran cuando acabaron de cantar y se escucha al público vitorear. De repente, la puerta se abre y todas pegamos un salto.

lunes, 13 de febrero de 2012

One. Carla

¡Por fin ha llegado el día! Llevo meses esperando este momento. Desde que el grupo se hizo conocido, desde que escuché una de sus canciones, había querido que vinieran aquí, a Barcelona, para ir a verlos con mis amigas. ¡Y por fin están aquí! Compramos las entradas hace muchos meses, y he estado contando los días que faltaban para el concierto. Todo esto nos ha llevado a preparar un plan descabellado. Nos vamos a colar en los camerinos. Ya sé que dijimos lo mismo en el concierto de Justin, y que después no hicimos nada, pero ahora va en serio. Está todo pensado, hay planes A, B y C por si algo sale mal, y ahora somos seis, seguro que una de nosotras, como mínimo, lo logra.
Me he pasado todo el día en Twitter, obsesionada y leyendo todos los comentarios que ellos y nuestras fans han hecho durante el día. “Completamente obsesionada”, dice una de mis amigas.
A las cinco empiezo a arreglarme. Mientras me preparo, hablo por WhatsApp con mis amigas para ver qué tal lo llevan. Entre risas y comentarios sobre la ropa el tiempo pasa. A las siete salgo de casa para reunirme con Inés, ya que su madre es la que nos lleva hasta Barcelona. No nos consideran lo suficientemente mayores ni responsables para ir en tren solas (y quizás tengan razón).
Llegamos a Barcelona hacia las ocho, un poco antes, y llamo a Sophie para ver dónde están ella y Liz, el apodo de una de mis amigas, cuyo nombre real es María. Nos reunimos en la entrada, y esperamos a las demás, mientras la madre de Inés, a la que hemos convencido, va en busca de nuestros asientos.
Una vez estamos todas, entramos al edificio, emocionadas por lo que está a punto de pasar. Observo a mis amigas, su ropa, y sé que ellas están haciendo lo mismo. Me gusta la americana de Sophie, los zapatos de Inés.
El interior está más oscuro que la calle, y nos cuesta un poco adaptarnos para encontrar nuestros asientos. Una vez situadas, esperamos impacientes.
Cuando las luces descienden de intensidad, aprieto la mano de Sophie y de Liz, expectante.

jueves, 9 de febrero de 2012

Beginning.

La obsesión de mis amigas llegaba a un punto preocupante cuando me pidieron que escribiera una historia sobre ellas. No quiero ser como cualquiera de las chicas que escribe esto porque sueña que alguna vez en su vida pase algo con estos chicos. Yo escribo porque amo escribir. Y es una buena idea probar así, esperando que quede bien, como hobby, y hacer felices a mis amigas. Que quede claro que todos los hechos que ocurren son completamente ficticios, y que nunca he tenido el menor contacto con los chicos de la historia.
Espero que os guste,
María