miércoles, 25 de abril de 2012

Twenty-four. Liz

Cuando llego a casa, me doy cuenta de la magnitud de la situación. No lo he pensado con detenimiento hasta ahora, cuando me veo sola, en mi habitación, pensando en los chicos. ¡Los he conocido! De verdad. La cantidad de horas que he pasado en internet, en Twitter, buscando información sobre ellos y preguntándome si algún día tendría la más ínfima posibilidad de conocerlos. La respuesta, siempre que me lo he planteado, ha sido negativa, que no, nunca los conocería. Pero las cosas no han resultado ser como esperaba. Un milagro ha ocurrido, y hemos conseguido conocer a los chicos.
He conocido en carne y hueso a Louis, el chico por el que suspiro desde hace tiempo, y me parece que él demuestra interés en mí. Quizás son imaginaciones mías, porque eso es lo que quiero que ocurra, pero, al despedirse, me ha parecido que sus intenciones estaban bastante claras.
He conseguido un beso, aunque sea en la mejilla, de mi amor platónico, y eso me ha hecho más feliz de lo que podía imaginar. Ahora, no doy saltos de alegría porque estoy más bien triste por tener que esperar una semana para verle de nuevo.
Soy bastante cobarde. No soy capaz de escaparme para seguir a los chicos a París, la ciudad del amor y de las luces, como hacen Inés, Carla y María. Pero es verdad, y no me avergüenzo. No puedo ni imaginarme la cara que pondrían mis padres al ver lo que tenía intención de hacer. Si llego a escaparme, creo que me quedaré en casa, castigada, viviendo con mis padres hasta que cumpla los treinta y cinco. Y no por ellos, si no por mí. Por culpabilidad por lo que habría hecho. Y además de todo esto, que me hace tan rara, porque no soy capaz de hacerlo, no sé si podría.
Además, no importa. Seis días no es nada, y además, me iré de viaje de final de curso a Roma, con Cris y Sophie, y el resto de la clase. Eso me recuerda que ahora, antes de que llegue mi madre, debo hacerme la maleta, ya que salimos mañana al mediodía.
Mientras amontono casi toda la ropa que tengo en el armario, o la que puedo ponerme en esta época del año, One Direction, como no, suena en la radio. Cuando terminan, siento la necesidad de poner mi iPod para seguir escuchando sus voces, para saber que aún están ahí, que no se van a ir. ¡La voz de Louis suena tan dulce! Literalmente, como azucarada. Madre mía, ¡si alguien escuchara lo que pienso me daría por loca!
Oigo el sonido de la puerta de casa, y me asomo a la ventana para ver a mi madre que llega con mi hermana pequeña. Me saludan antes de entrar en el parking, y eso hace que me de prisa en acabar mi equipaje, porque ahora querrán cenar.

Estamos sentadas a la mesa, cenando, ya que mi padre hoy llegará más tarde de lo habitual, y me preguntan qué tal el día. Estoy tentada de contarles la verdad sobre lo que hemos hecho, pero mi hermana gritaría de emoción, y seguramente me caería una buena bronca por parte de mi madre. Por una parte, por escaparme de clase, que ya es suficiente, y por otra, por irnos solas con “esos chicos” tan mayores. Así que suspiro y, por primera vez en mucho tiempo, les miento.
Después de cenar, mi madre y yo revisamos la maleta, y entonces suena mi teléfono. Me disculpo y voy a buscarlo al recibidor, donde lo he dejado antes.
Tengo un mensaje de Sophie, acerca de la ropa que se va a poner mañana para ir al aeropuerto. Hemos quedado a las nueve de la mañana, así que tengo que dormir, ya que me esperan unos días muy cansados.
Le contesto algo rápido, y vuelvo a la habitación, solo para oír el sonido de mi móvil otra vez al cabo de unos segundos. Es Inés. Me habla de los planes que tienen para mañana por la mañana, y me promete que nos llamarán desde París en cuanto lleguen, para ver si están bien, y que nos verán en Roma el día que lleguen los chicos. Cuando le pregunto qué van a hacer si ellos se marchan esta noche, que los perderán, llega el mensaje de Carla, diciendo que acaba de recibir un mensaje de Niall, diciendo que se van mañana por la mañana y que la llamará luego.
Por la forma en que escribe, percibo que Carla está saltando de la emoción, y que no puede esperar más tiempo en ver al irlandés de nuevo. Sonrío. ¡Qué monos que son!
Mi madre se está hartando de esperar, así que me despido de mis amigas y regreso a mi cuarto. Allí, mi madre ha sacado algunas prendas de la maleta que considera “innecesarias”. Suspiro y le hago caso. De todas formas, con la maleta tan llena no podré traerme a casa todo lo que pienso comprar en Roma.
Mi móvil vuelve a sonar, pero mi madre me echa una mirada de reproche, y no muevo ni un músculo hacia el teléfono.
Cuando terminamos, ya es entrada la noche. Le doy un beso de buenas noches a mi hermana y me voy a dormir. Lo necesito, llevo un par de días sin pegar ojo de lo emocionada que estaba.
Una vez estoy entre las sábanas, recuerdo que mi móvil ha sonado hace un rato, y voy a por él. El mensaje hace que una sonrisa tímida se expanda por mi rostro, e inspira los agradables sueños que tengo al cabo de unas horas.
Liz, me ha encantado poder conocerte, aunque sea solo estos días. Ahora estoy impaciente por volver a verte en seis días, en Roma. Adoro la ciudad, ¿qué te parece quedar para cenar el día que llegue? Podemos comer zanahorias, como te gustan... Espero con ansia tu respuesta. Un beso de buenas noches.- Louis.

Le respondo entusiasmada con una afirmación, y me tumbo a descansar. Pero ahora no puedo dormirme, no dejo de dar vueltas entre las sábanas, pensando en el chico de las zanahorias que me ha arrebatado el corazón en solo dos días.

viernes, 30 de marzo de 2012

Twenty-three. María

Cris tiene cara de estar harta de toda la situación. Mientras estamos ahí sentados, pienso en el poco tiempo que falta para que One Direction se marchen y, aunque espero que no, se olviden de nosotras. Ha sido genial poder conocer a nuestros ídolos. Maravilloso.
- Tranquila- me dice Liam. Sin darme cuenta he pensado en voz alta-. No me olvidaré de ti. Ni de ninguna de vosotras.
Eso me hace sonreír. Liam es quizá el que más se ha relacionado siempre con las fans, el que más aprecio nos tiene. Me encanta.
Ya llevamos mucho tiempo en el hotel, y la hora de irnos se acerca. Es muy irreal, no acabo de creérmelo, pero resulta que ya hemos conseguido más que nuestro sueño. No solo les hemos conocido, sino que también hemos conseguido algo más.
Aunque Liam y yo seamos completamente distintos, él me gusta bastante. Los opuestos se atraen, ¿verdad? Igual que Liz y Louis.
Aunque a nadie le hace mucha gracia, tenemos que irnos. Son más de las cinco de la tarde, y mi estómago no deja de rugir. No hemos comido, ni nosotras ni los chicos, a menos que cuente el aperitivo que hemos cogido del bar antes de subir aquí. Me muero de hambre.
Bajamos por las escaleras, para tardar más. Niall le da la mano a Carla, y se alejan de nosotros para hablar. Harry e Inés caminan juntos, pero sin tocarse, aunque les he visto besándose hace un rato. Me doy la vuelta, y veo a Zayn, Cris y Sophie. Los tres parecen evitarse mutuamente. ¿Qué habrá pasado? No soy muy cotilla, pero me interesa. Me doy cuenta de lo extraño que es poder enfadarse con alguien de One Direction, porque quiere decir que le conocemos bastante. Complicado.
Antes de llegar abajo, Liam me aparta de Liz y Louis, con los que estábamos hablando, para decirme algo.
- Quiero que sepas- empieza-, aunque no sé si lo creerás, que no voy a olvidarte. Es más, me gustas, así que pienso seguir llamándote para ver si lo nuestro puede llegar a alguna parte.
Sin darme tiempo a reaccionar, me da un beso fugaz en la mejilla. ¡Qué mono! Sencillo. Sincero. Especial.
- Por supuesto- le respondo-. Nada me haría más feliz. Un momento. ¿Os vais a París esta noche, ¿verdad?
Él asiente, extrañado por mi súbita reacción.
- ¿Y después a Roma?- cuando él asiente, continúo, emocionada por la nueva idea de mi cabeza-. Yo me voy de viaje de final de curso a Roma. Toda la semana. ¿Coincidiremos?
Liam asiente, ahora tan emocionado como yo. No sé si las demás se habrán dado cuenta, pero es cierto. Si vamos toda la semana a Roma, los veremos. Aunque nos escapemos a verlos a París, como teníamos medio planeado. Podemos hacerlo todo. Después hablaré con las demás.
Cuando volvemos donde están los demás, recibo un par de besos de cada uno a forma de despedida. Louis me da un abrazo gigante, muy reconfortante, y cuando me separo me mira a los ojos.
- Me ha encantado conocerte, María.
Sonrío, y entonces Niall me da dos besos, a la forma española. Le veo muy feliz con Carla, y mi amiga está cumpliendo sus sueños más profundos. Con él.
Una vez me he despedido de todos, acabando por el otra vez arisco Zayn, Liam me vuelve a besar la mejilla. Sé que piensa lo mismo que yo, en otro tipo de beso, pero no se atreve a dar el paso. No me conoce. Lo respeto.
Louis me vuelve a mirar, ante la mirada atenta de Liz, no muy agradable. Ella ha conseguido la atención de Louis, está feliz. Celosa.
Cuando todos nos hemos despedido, las nuevas parejas hablado de sus planes, y hemos quedado en Roma, nos vamos, cabizbajas.
Tenemos una nueva amistad con los chicos de One Direction, sus números de teléfono y su promesa de volver a vernos. Ahora vamos a esperar todas, ansiosas, a llegar a Roma.
Nos separamos al cabo de un rato, para volver cada una a su casa. Cuando quedamos Inés, Carla y yo, hablamos de la escapada a París.
- Las demás han dicho que no- dice Inés-. No van a hacerlo, sino a esperarlos en Roma, con la clase.
- Mi madre me matará si se entera- dice Carla. Opino lo mismo.
A pesar de nuestras quejas, del miedo inicial que sentimos, tenemos muchas ganas de marcharnos a París, y tenemos que preparar las maletas esta noche. Mañana por la mañana nos iremos, así como las demás se van a Roma al mediodía. Una nueva aventura. La misma razón: One Direction.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Twenty-two. Cris

Supongo que la cara que se me ha quedado al ver a Sophie y Zayn juntos ha sido épica. Juntos. Porque lo estaban, ¿verdad? Aunque lo hayan disimulado, yo sé ver lo que piensa Sophie. Y sé que, si le pregunto directamente, me dirá la verdad, porque no sabe mentir. Pero no voy a hacerlo.
Siempre he sido bastante tímida, pero hace poco decidí que no lo sería más, no con los chicos. Así que cojo mi orgullo, escondo mi vergüenza y me acerco a Zayn.
- ¿Puedes venir?- le digo. Estoy tan nerviosa que no sé si he pronunciado las palabras o si solo las he pensado-. Necesito hablar contigo.
Él, extrañado, me mira, y asiente. Eso me da la oportunidad de fijarme en su rostro. Sus ojos parecen evaluarme, pero hay un detalle diferente en su cara. Es muy obvio, demasiado, todo el mundo se ha dado cuenta. Tiene los labios hinchados, por los besos que todos sabemos que se ha dado con Sophie. Para que se hinchen así...
Cuando perdemos a los demás de vista, al final del pasillo, me detengo, y él me imita.
- Yo...- empiezo-. Bueno... Solo quería decirte que me gustas mucho, y... bueno...
No me salen más palabras. No sé ni como me han salido las que he dicho. Me arrepentiré siempre. Zayn me mira a los ojos y responde.
- A mí también me gustas.
- No- respondo. La cara que se me ha quedado debe de ser digna de recordar. No consigo asimilar los conceptos-. No me lo creo. No después de lo que has hecho con Sophie... Ella es mi amiga, ¿sabes?
Él me mira con cara de sorprendido, preguntándose como he adivinado lo que ha pasado. Entonces se lleva la mano a los labios, y se ruboriza muy ligeramente.
- Me ha vuelto a pasar, ¿verdad?- me pregunta, sin necesidad de una respuesta.
No quiero que él piense que estoy celosa, aunque mi cabeza me recuerda que eso es exactamente lo que le acabo de confirmar. ¡Me he declarado! ¡A Zayn Malik! Creo que me arrepentiré toda la vida, sino mucho después. Siempre.
No sé de dónde he sacado el valor para hablar. Lo he perdido, y ahora solo pienso en que Zayn tiene que responderme.
- Yo..., ella... Bueno...- su voz tiembla-. Quiero decir... ella sabe que tú me gustas. Lo hemos hablado. Sophie ha dicho que yo no le gusto, pero simplemente... pasó.
No puedo creer lo que dice. Durante el tiempo que le he conocido en persona, lo he estado viendo a él con Sophie, un poco ariscos al principio, pero buenos amigos después. O eso era lo que parecía.
Zayn trata de cogerme la mano, pero no se lo permito. La aparto bruscamente, y fijo la mirada en la pared empapelada de detrás suyo, con la intención de evitarle. Y funciona. Las rayas horizontales de la pared, azules y blancas, me recuerdan a Louis, y eso me hace sonreír.
Zayn intenta que vuelva a mirarle. Cuando no le hago caso, me coge la barbilla con sus largos dedos y gira mi cabeza hacia él. Pienso en cerrar los ojos, pero sería actuar como una niña pequeña. Así que, simplemente, me aparto para marcharme.
- Gracias- le digo-. Ahora me has dejado muy claro como eres en realidad.
Me doy la vuelta y me marcho. Mientras camino hacia donde están los demás, pienso en si estoy enfadada con Sophie. Un poco sí, ya que se acaba de liar con el chico que me gusta a mí, no a ella. ¿O sí le gusta?
Suspiro cuando me siento al lado de Liz. Ella y Louis han estado hablando de algo, y, aunque ella aún sigue roja como un tomate, parece estar acostumbrándose a hablar con el chico de sus sueños.
Carla y Niall se abrazan, hablando en voz baja, igual que Harry e Inés. ¿Por qué a todos les sale a la perfección? A mí, el chico que me gusta, acaba de reconocer que hace apenas cinco minutos se ha liado con una de mis mejores amigas, ¡qué ni siquiera le gusta! Estoy bastante deprimida.
Liz lo nota, y me da una palmada en el brazo. Louis, al verlo, empieza a explicar anécdotas con la intención de hacerme reír.
- ¿Sabes?- me dice-. Realmente me gusta hablar con Kevin. Aunque nunca me responda.
Eso hace que me ría, y a él ya le vale. Liam y María se acercan, sumándose a la conversación. A todo el mundo le hace gracia que Louis explique historias, sobretodo si hablan de Kevin o de las zanahorias. 
Sophie no viene, se queda sola, en el otro sofá. Pero no dura mucho. Un dolor punzante crece en mi pecho cuando Zayn vuelve y se sienta junto a ella.
¿Este va a ser nuestro futuro? ¿Cinco parejas perfectas y una de nosotras sola? La vida es un asco. Lo demuestra incluso cuando conoces a One Direction.

martes, 27 de marzo de 2012

Twenty-one. Inés

Carla y Niall están hablando en susurros, a pocos centímetros el uno del otro, y pienso en que su sueño se hace realidad en cada instante que pasa.
Harry me sonríe, y me coge la mano. Me la aprieta ligeramente, sin apartar la mirada, y yo le devuelvo el apretón. Su sonrisa se ensancha, iluminando sus claros ojos verdes.
Recordando lo que ha dicho antes a Mar, pienso en si es verdad que siente algo por mí. Harry es el más mujeriego de los chicos, así que no quiero correr el riesgo de ser un juego más para él, otra de las muchas fans obsesionadas por las que él se ha interesado durante un tiempo. Yo estoy convencida de que siento algo muy importante, muy fuerte, por él. ¿Me estoy volviendo loca? No sé, pero seguro que si él no me corresponde, sí que lo haré.
- Harry...- empiezo, intentando pedirle respuestas.
-¿Sí?- me mira, sonriente.
Nunca he sido muy tímida, pero me avergüenza decirle a Harry lo que siento o preguntarle a él acerca de eso.
- Respecto a lo que le has dicho a Mar antes...- trato de hablar, pero estoy nerviosa. Él sigue apretando ligeramente mi mano, y eso me reconforta.
Harry se ríe. No es ni una carcajada entera, pero demuestra poca preocupación. Cuando ve mi mirada, deja de reír y se pone serio.
- Iba en serio- dice, al fin-. Es cierto que siento algo por ti.
Me quedo en blanco. ¡Lo ha dicho! Le gusto. De verdad. Mi corazón se acelera.
- Me gustas de verdad- prosigue-. Y voy a hacer lo posible por conseguirte. Pero, claro, si tú no sientes lo mismo, voy a hacer lo posible por hacerte feliz, sea lo que sea que necesites.
Siento la necesidad de corresponderle, de decirle que siento lo mismo, y que la única forma de hacerme feliz es estando con él a mi lado.
- Yo...- empiezo, buscando desesperadamente las palabras para expresar lo que siento. No las encuentro a tiempo, y él malinterpreta mi silencio.
- Lo siento- dice-. No quería ponerte en una situación incómoda- baja la vista al suelo, y evita mirarme a la cara.
-¡No!- digo, desesperada, y le subo la barbilla hacia arriba, forzando que su mirada se cruce con la mía.
Sin pensarlo dos veces, me acerco a él, a su rostro, a sus labios perfectos. Lo último que veo antes de cerrar los ojos son sus labios, abiertos en una sonrisa tímida, antes de juntarse con los míos.
Su contacto es dulce y suave, y el espacio entre nosotros se reduce con cada aliento que me quita. Siento como sonríe mientras me besa, y su mano acariciándome la espalda me pone muy nerviosa.
Cuando nos separamos al cabo de unos instantes, Liam silba. María, Cris y él nos están mirando, pero también miran a alguien detrás nuestro. Un poco ruborizada, me doy la vuelta y veo a Carla y Niall, inmersos en un beso que parece que no vaya a acabar nunca. Niall sigue haciendo cosquillas a mi amiga, y ambos se ríen, sin interrumpir el beso.
Para darles un poco de intimidad, vuelvo mi atención hacia Harry, que me mira, expectante. Mis labios aún sienten el hormigueo del contacto de los suyos.
- Estaba equivocado- me dice, sonriendo emocionado-. Sí que me quieres.
Asiento tímidamente, sin necesidad de palabras. Me coge de nuevo la mano, y me besa la mejilla.
- Inés- me dice, solemnemente-. ¿Quieres salir conmigo?
Pese a que sé que su seriedad es de broma, que le hace tanta gracia como a mí, la forma de expresar lo que siente me llega al corazón.
- ¡Claro, Harry!- le digo, echando mis brazos a su cuello, como en las películas. Ocupamos todo el sofá, y yo acabo tumbada, con Harry mirándome desde encima. Subo la cabeza para besarle de nuevo. ¡No me lo puedo creer! ¡Salgo con Harry Styles! Pero, me recuerdo, sigue siendo un chico, como todos los demás, en el fondo. Como aquél que dejó marca permanente en mi mente...
Pero ahora no tiene que volver a mi memoria. Debo concentrarme en este momento tan feliz que estoy viviendo.
- Temo despertarme y que todo esto sea un sueño- lo digo para mí, en voz baja, sin querer. Se me ha escapado. Nunca digo mis pensamientos. Bueno, sí, pero no si son así.
- Tranquila- me dice Harry, acariciándome el brazo- Puedes pellizcarme, si quieres. Te aseguro que soy real.
Vuelve a sonreír. Es tan... perfecto. Sus ojos verdes me miran, como si pudieran leerme el pensamiento. Sus labios dejan de sonreír, pero aún puedo verlo en sus ojos. Siempre están alegres. Son como puertas de su alma.
En ese momento tan perfecto, el silencio, solo interrumpido por los sonidos ligeros de Carla y Niall (¡qué románticos son!), se rompe definitivamente.
Zayn y Sophie aparecen por la esquina, riendo como locos. Me parece ver sus manos juntas por un segundo, antes de que se separen a propósito antes de venir hacia nosotros. ¿Qué habrá pasado?

martes, 20 de marzo de 2012

Twenty. Sophie

Zayn me arrastra hasta el final del pasillo, fuera de la vista de todos. ¿Qué querrá? Sé que confío en él, pero, después de la cara que se le ha quedado a Cris... Ellos estaban teniendo un “momento”, pero Zayn lo rompió. Buff, demasiadas cosas.
Centro mi atención en Zayn, en sus ojos oscuros. Al girar la esquina, entramos en un pasillo de luz tenue. Él se da la vuelta y me sonríe, fugaz. Una sonrisa deslumbrante, que ilumina su rostro por un instante.
- Zayn, ¿qué hacemos aquí?- le pregunto, al final.
Me sorprendo, me quedo sin respiración, cuando desliza su mano cálida por mi cintura.
- Zayn...- empiezo.
- Shhh...- responde, haciéndome callar.
No me siento bien. Él no me gusta, ¿o sí? Una vez... ¿Pero qué estoy pensando? Estoy tan nerviosa por su roce que no pienso con claridad.
Zayn me empuja ligeramente, y noto la pared detrás de mí. Estoy acorralada entre él y el muro empapelado. Mi respiración se acelera, nerviosa.
Noto como la mano de Zayn sube desde la cintura por mi costado, y mi corazón, tonta de mí, se acelera. Acerca su cara a la mía, la distancia se acorta, y mi corazón parece a punto de explotar, de lo rápido que late. Casi no puedo respirar, y todo lo que consigo ver son sus ojos.
Su mano libre se acerca a mi rostro, coge un mechón de mi cabello y lo riza alrededor de su dedo índice, como un tirabuzón. Me quedo sin respiración por un instante que se hace eterno.
Cuando la distancia entre nosotros se reduce a unos milímetros, y puedo sentir su aliento a menta en mi rostro, la parte de mí que se ha quedado embobada recuerda, sin saber cómo, a respirar y pensar con claridad.
La razón vuelve a mí a tiempo para detenerlo.
- Zayn. No- mi negativa hace que pare en seco y se separe de mí.
- Pero... Pensaba que tú...- dice titubeante-, que tú querías...
Me mira, inseguro, y vuelve a acercar su mano a mi cintura. Su sonrisa se ha apagado. Siento un dolor en el pecho, pero sé que lo correcto es apartarme. A mí Zayn no me gusta, me digo a mí misma, él le gusta a Cris. Se lo debo. Es mi amiga.
Cojo la mano que Zayn tiene en mi cintura y la separo de mi cuerpo.
- Zayn, no me gustas más que como amigo- me obligo a decirle. ¿Estoy mintiéndome a mí misma?
Mi lucha interna me pone nerviosa. Nunca antes me había pasado pero, claro, tampoco nunca antes había estado en esta situación. Entre la espada y la pared, casi literalmente.
Él me mira, evaluando con la mirada si estoy diciendo la verdad. Parece que se lo cree.
- Tú tampoco me gustas- dice al fin, impasible.
Intento disimular la sorpresa que siento, pero eso dura poco, ya que lo que empiezo a sentir es... enfado. Aún peor. Yo he pensado que lo rechazaba, y no quería herirle, pero, si él tampoco siente nada, ¿por qué ha hecho todo esto?
Mi rostro debe expresar la pregunta, porque Zayn responde.
- Solo pensé que querías... no sé, un rato...
Se le debería caer la cara de vergüenza por lo que está diciendo. ¿Cómo se atreve? Ahora dejo de sentirme mal, y me siento indignada.
- Increíble- digo-. No sé como le puedes gustar a nadie.
Una vez he dicho lo que pienso, me doy media vuelta y me marcho, dejando a Zayn solo, en medio del pasillo.
Mientras camino de vuelta a donde están los demás, en silencio, me doy cuenta de que, a pesar de todo, sí que me gusta Zayn, más de lo que me pensaba hace unos minutos. Pero, si a Cris le gusta, no debo inmiscuirme. Pero mi corazón duele cada vez más.
Suspiro, y casi doy un salto de la sorpresa cuando dos manos, ya reconocibles, me rodean la cintura, forzándome a dar la vuelta.
Ahora sí que sus labios rozan los míos. Primero suavemente, después más rápido. Cuando paramos a respirar, él, entre jadeos, dice:
- Lo necesito.
 - Yo también- le respondo, casi sin respirar.

Nineteen. Carla

Otro beso en la mejilla. Ni me lo creo. Las cosas van genial con Niall. Sonrío, y me doy la vuelta para mirarle. Sus ojos azules son todo lo que veo, y son profundos como el mar. Me encantaría nadar en ellos, pienso. ¿Pero qué tonterías digo? ¿Así es como se piensa cuando se está...? Enamorada. La palabra me golpea de lleno. No me lo esperaba, pero así es. Es lo único que define cómo me siento.
Las demás expresiones me resultan infantiles y falsas. “Colada” por él. “Me gusta”. ¡Es ridículo! Pero me asusta darme cuenta de lo que ocurre.
Nunca he estado enamorada. No de verdad. Pensar esto me lleva a recordar al chico que... bueno. Él fue el primero. El primer amor, primer confesor, primera persona que de verdad importaba. No pasó nada grave, nada difícil, y yo pensaba que lo nuestro era para siempre.
Pero ahora, con Niall aquí a mi lado, me doy cuenta de que el final de la historia siempre es lo mejor. Porque implica que habrá un nuevo principio, que habrá otra oportunidad para ser feliz. Para ser incluso más feliz.
Porque así es como me siento ahora. Ilusionada. Feliz. Aunque solo le conozco de tres días, lo sé todo sobre él. Un amor que ha ido creciendo a distancia hasta que nos hemos conocido. Estaba escrito.
Y pienso en lo que hablé con Inés y María anoche. Lo de nuestra escapada a París. Puesto que los chicos se marchan a la capital francesa, hemos decidido escaparnos del viaje de final de curso para poder ir a verlos, a darles una sorpresa.
Nuestras madres nunca lo aprobarían, pero, es un gran paso. Inés tiene ya dieciocho, y Liz y Sophie los cumplen en menos de dos semanas. Ya creo que somos mayores para decidir por nosotras, aunque no sea lo totalmente correcto, ¿no? No sé.
Pero los abuelos de Inés viven en París, así que no estaremos completamente solas, y lo pasaremos en grande con los chicos. Es una oportunidad única.
Quiero decírselo a Niall, contarle cuál es nuestro plan, porque confío en él totalmente. Pero otra parte de mí, parecida a la de Inés que no quiere que le cuente a Harry la sorpresa, quiere que Niall se sorprenda tanto como los demás, que esté aún más encantado conmigo porque me haya echado mucho de menos. Que le haga mucha ilusión verme.
Mirándolo ahora mientras él mira hacia donde Inés está con Harry, hablando cogidos de la mano (¡qué monos!), pienso, de nuevo, en lo mucho que lo quiero. De verdad. En serio. No hace falta convencer a nadie de lo que siento, creo que es muy obvio.
Aún distraída con mis pensamientos, no me doy cuenta hasta que es demasiado tarde de que Niall trata de hacerme cosquillas.
- ¡Para!- le digo, entre risas. Él obedece, y me mira con una cara muy seria.
- Quiero algo a cambio- me dice, mirándome a los ojos, muy directo.
- ¿Qué?- no me doy cuenta de lo ingenua que soy hasta un instante después, cuando Niall, mirándome a los ojos, dice lo que piensa.
- Un beso de verdad- y se me acerca, poniendo una mano en mi cintura y sonriendo tímidamente.

lunes, 19 de marzo de 2012

Eighteen. Liz

Veo como Sophie se aleja con Zayn hacia el final del pasillo, y luego giran a la derecha. ¿Qué estará pasando entre ellos? A Sophie no le gusta, me lo hubiese dicho, lo prometió. Prometió decirme quién le gustaba. Siempre.
Han desaparecido al final del corredor, y pienso en qué pueden estar haciendo. No conozco al verdadero Zayn, solo sé las cosas que sabemos las fans. También sé que el auténtico Zayn no tiene por qué ser como yo, como todas le habíamos imaginado, así que pienso en Sophie y en él, y varias imágenes me pasan por la cabeza.
Pero él no haría eso, ni nada que pudiera perjudicar a ninguna de nosotras. Confío en él. Y sé que Sophie también. Sé que ha estado hablando con él muchas veces desde que le conocemos, y que confía en él como nadie, aunque, según lo que me ha contado, él no está tan dispuesto a “desnudar su alma” para ninguna fan, como dejó claro el primer día, al no dignarse a dirigirnos la palabra e intentar evitarnos.
Niall vuelve a besar a Carla en la mejilla, y ella sonríe, encantada. Se queja de que a ella no le ocurre nada interesante, pero ella es la que se pasa el día recibiendo caricias y besos de Niall Horan. ¿Quién se queja?
Juntos, se sientan en uno de los sofás que hay en el pequeño salón privado, y Carla pregunta a Niall dónde está su manager, que no sea que vaya a salir de un momento a otro.
- No creo que esté aquí- le responde-. Tenía que preparar nuestro viaje de esta noche, así que se ha marchado justo después de la firma de discos. ¿No le habéis visto?
- No- responde mi amiga. Yo me encojo de hombros ante la mirada de Niall. 

Veo a Louis hablando con Liam y María, mientras que Cris se ha quedado donde estaba antes, hablando con Zayn, y tiene cara de que le hayan hecho algún desaire. ¿Qué habrá pasado? María parece muy cómoda con Liam y Louis, no muestra ningún signo de timidez.
Mirándola a ella y a Liam, que le dedica toda su atención, pienso en lo poco que se parecen. Ella es extrovertida y alocada, mientras que él aparenta casi todo lo contrario. Pero claro, yo no conozco tan bien a Liam como para decir cómo es realmente, a pesar de lo que sé como fan.
Louis, al contrario, se parece un poco a ella, y eso hace que estallen los celos en mi corazón. Las miradas que da Louis hacia donde yo estoy cada pocos segundos tampoco ayudan a que me sienta más calmada, pero sirven para atenuar los celos. Eso quiere decir que, a pesar de que no haya hablado con él tanto como me gustaría, me está prestando atención.
Louis se levanta del sofá, ante la mirada atenta de María, y se me acerca. Me pongo nerviosa, con los nervios a flor de piel, así que trato de desviar ligeramente la vista. Cris, con cara de enfado, se sienta en el sofá, junto a Liam y María. Mientras pienso qué puede haber pasado para que se enfurruñe de esa manera, siento una presencia a mi lado.
- Hola- me dice Louis al llegar hasta donde estoy.
- Hola- respondo. ¿Pero qué hago? No puedo limitarme a repetirle o a hablar con monosílabos.
- ¿Lo pasas bien?- me pregunta, y por un momento pienso que está igual de incómodo que yo porque, en serio, ¿qué pregunta es esa?
- Sí- me regaño a mí misma por el monosílabo. ¡Qué tonta soy!- Tampoco no hay mucho que hacer ahora- en cuanto lo digo me arrepiento-. Salvo charlar con vosotros, una oportunidad única en la vida.
He tratado de arreglarlo, pero lo único que hago es estropearlo aún más. Louis parece saber lo que pienso porque sonríe, dándome ánimos para que continúe hablando.
- Me gusta como hablas- me dice. Y ahora es él el que se ruboriza hasta la raíz del pelo. Nunca le había visto ruborizarse. En ninguna entrevista, ningún video de los millones que he visto en internet-. La forma de expresarse.
¿La forma de expresarse? ¿Quién dice eso? Me ruborizo, y pienso en cómo puede decir eso, si apenas me he dignado a hablar, de la vergüenza y emoción que siento, todo a la vez. 

Ambos nos damos cuenta de que lo único que hacemos es estropear la situación con cada cosa que decimos, así que nos quedamos en silencio. El tiempo paso, los segundos se suceden, y permanecemos callados.
Le miro a los ojos. ¡Qué verdes son! Noto que los colores me suben a la cara, y entonces, cuando me empiezo a preocupar por qué decir a continuación, algo que no sea una tontería, Louis dice una para romper el hielo. Y funciona.
- ¿Te gustan las zanahorias?- me quedo atónita, y no puedo evitar echar una carcajada.
Él sonríe. Todos nos miran, pero no puedo dejar de reír. Entre risas, le respondo que sí, que me gustan mucho.
- Genial- me dice en voz baja, para que no nos oigan los demás-. Porque sería muy extraño que me gustara una chica a la que no le gustan las zanahorias.