domingo, 19 de febrero de 2012

Two. Sophie

Carla me aprieta la mano, lo que quiere decir que está muy emocionada. Lleva meses hablando del concierto, y ahora por fin está aquí. Gracias a ella, todas hemos conocido a los miembros del grupo, y ella es la culpable de nuestra obsesión. 
Ya llevamos la mitad del concierto, y siento que mi garganta empieza a estar afónica. Mañana no podré hablar, y tengo que practicar la exposición oral del lunes. Si sigo afónica para entonces... Espero que no, porque no creo que me dejen aplazarlo.
Cuando acabe esta canción el plan A se pondrá en marcha. Todas somos conscientes de ello, por lo que intercambiamos miradas inquietas. Carla no parece nerviosa, solo emocionada, al igual que Inés. Liz sí que titubea, no ha estado nunca muy a favor del plan. Cristina muestra una expresión indescifrable. María, al contrario, va cambiando de expresión todo el rato, por lo que también es difícil ver lo que piensa. Así que, después de todo, yo voy a ser la única nerviosa.
Nos movemos entre la gente, intentando no molestar, hasta llegar al lateral de la pista. Por ahí seguimos hasta la puerta que todas tenemos en mente: la entrada a los camerinos. No sé muy bien cómo, pero Inés consiguió un mapa de todo el edificio, y es gracias a eso que ahora sabemos a dónde ir. Ahora viene la parte difícil. Colarse.
María, la que parece más loca, empieza a subirse al escenario por un lado. Los guardias de seguridad la ven rápidamente, pero ella consigue su propósito: distraerlos y que pasen de nosotras. Carla me tira de la mano, y, seguidas por las demás, entramos a la zona prohibida. María ha hecho un sacrificio, dejando que la pillen para que nosotras podamos entrar. Pero ella tiene sus propias ideas de cómo reunirse con nosotras dentro.

Ha resultado demasiado fácil.
Caminamos por un pasillo largo y estrecho. Está bastante oscuro, sólo se ve luz en las rendijas bajo las puertas, pero es suficiente. Llegamos al final, y miramos la puerta que hay a nuestra derecha. Aquí estamos.
Inés se atreve a tocar el pomo, pero le tiemblan los dedos, y eso que sabemos perfectamente que ellos están en el escenario, los escuchamos. Carla la insta a que abra la puerta de una vez, y lo hace. No es nada del otro mundo, simplemente cinco espejos con cinco tocadores y cinco sillas, lo que esperábamos. Quizás un poco menos. Los camerinos en las películas están llenos de estrellas y fotos de los artistas, pero éste es bastante simple. Hay maquillaje encima de cada tocador, y ropa colgada en un armario a la izquierda de la estancia, no muy grande.
Entonces, sin saber qué hacer hasta que acabara la canción, nos ponemos a intentar adivinar de quién es cada rincón. El de Harry es fácil. Hay espuma para el pelo, para que se aguanten sus rizos aunque sude.
En el de Niall hay cabellos rubios en el cepillo. Louis tiene una foto de los cinco colgada, en la que sale la paloma Kevin. Sonreí al verlo, no hace tanto que he visto el video.
Empezamos a hablar de qué haremos si ellos entran cuando acabaron de cantar y se escucha al público vitorear. De repente, la puerta se abre y todas pegamos un salto.

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